Hoy os traigo un Banana Bread, aunque lo haya españolizado llamándolo bizcocho de plátano. Mil veces había oído hablar del famoso Banana Bread, he visto no sé cuántas fotos en Internet, y hasta ha salido en libros que estaba leyendo. Nunca lo había probado y tampoco me mataba la curiosidad. No es que no me gusten los plátanos, es que no le veía mucho interés a la mezcla de bizcocho y plátano.
Un día decidí investigar, busqué una receta en Internet y salieron como tres mil millones. Qué pereza. Lo dejé estar. Otro día, buscando otra cosa, encontré un blog francés con una receta de Banana Bread que me pareció sencilla y una foto que tenía buena pinta. La imprimí de mala manera y me olvidé otra vez del asunto... A la tercera va la vencida: un día me di cuenta que los plátanos que tenía en el frutero estaban muy muy pasados, me daba pena tirarlos, me acordé del Banana Bread, busqué la receta y, por fin, lo hice!
Me sorprendió el resultado porque está mucho más rico de lo que pensaba. Los americanos tienen este talento especial para inventar recetas tan calóricas como reconfortantes. Es un bizcocho húmedo y blandito, con más sabor a plátano del que esperaba y el crujiente de las nueces que le da un toque muy rico. Last but not least: se hace muy pero que muy rápidamente, sin necesidad de utensilios de ningún tipo. ¿Quién da más?