No me gustan los brownies, soy así de rara. Cuando lo digo me suelen mirar con cara de estupefacción, como si hubiera dicho que me encanta mojar las galletas en cerveza. O que mi desayuno preferido son las croquetas de jamón serrano (caseras, por supuesto) acompañadas de café con leche. Vale, puede que esto último sea verdad, pero sólo lo sabe mi familia y si lo contáis os tendré que matar. A mí la textura de chocolate poco hecho, así pastosilla, me da un poco de repelús. Los fondants, coulants y demás brownies, que los disfruten los otros. Para mí el chocolate tiene que estar o crudo, o derretido, o hecho. Los estados intermedios me descolocan.
Ahora que he hecho anti-marketing de profesional, a ver cómo os vendo estos brownies! Probablemente no haga ni falta: los brownies son universalmente populares. Cuando vi esta receta de mi amada Betty Bossi decidí probarla. No me hicieron cambiar de opinión sobre mis rollos de textura, pero los amantes de chocolate que los probaron dijeron, tras múltiples gritos, aplausos y suspiros, que estaban impresionantes y que la combinación con el glaseado de café era el súmmum. Así que adelante...
Ahora que he hecho anti-marketing de profesional, a ver cómo os vendo estos brownies! Probablemente no haga ni falta: los brownies son universalmente populares. Cuando vi esta receta de mi amada Betty Bossi decidí probarla. No me hicieron cambiar de opinión sobre mis rollos de textura, pero los amantes de chocolate que los probaron dijeron, tras múltiples gritos, aplausos y suspiros, que estaban impresionantes y que la combinación con el glaseado de café era el súmmum. Así que adelante...